Pon un fisio en tu vida

Cuando alguien nos dice que viene de la consulta del fisioterapeuta, lo primero que se nos viene a la cabeza es que está lesionado. Es así, la costumbre nos dice que uno solo va al fisio cuando necesita curar una lesión, bien sea deportiva u ocasionada por un accidente. En el primero de los casos, el de las lesiones deportivas, suele ser el propio deportista quien decide que necesita la atención de un fisioterapeuta para poder recuperarse y seguir practicando su deporte favorito; mientras que, en el caso de las personas que deben seguir un tratamiento de rehabilitación a través de la fisioterapia con motivo de un accidente, normalmente vienen derivadas del servicio médico que las atendió. Entonces, según estos ejemplos, ¿solo aquellos con, digamos, lesiones diagnosticadas pueden acudir a un fisioterapeuta? La respuesta es que no.
Veamos. ¿Cuántos de nosotros podemos afirmar de forma categórica que nos encontramos físicamente al 100%? Probablemente, muy pocos. En realidad, convivimos día a día con esos dolores o esas molestias que, si bien no nos impiden llevar a cabo nuestras actividades diarias, sí que nos provocan un malestar físico que no nos deja alcanzar la plenitud física. y que, por consiguiente, se refleja en nuestra felicidad. En la mayoría de ocasiones, estas molestias no alcanzan una intensidad tal que nos haga acudir al médico, de modo que simplemente los soportamos e intentamos paliarlos con, por ejemplo, analgésicos. ¿A que os suena? Hay tantos ejemplos como personas: ese dolor de espalda que todos los días aparece cuando llegas a casa después del trabajo, esa molestia en la muñeca, ese cuello que “te está matando”, etc. En este punto, la comparación con otros profesionales de la sanidad ilustra a la perfección el asunto. Todos tenemos nuestro médico de cabecera o nuestro dentista de confianza a los que acudimos cuando necesitamos que nos ayuden; sin embargo, no es común tener un fisioterapeuta al que acudamos regularmente.
Los beneficios de un tratamiento continuado de fisioterapia son muchos. A través de diferentes técnicas, el fisioterapeuta puede ayudarnos, no sólo a paliar esos dolores que citábamos anteriormente, sino además a identificar su origen y así tratarlos para eliminarlos. Además, el profesional de la fisioterapia es una fuente cualificada de la cual obtener consejo sobre todos aquellos aspectos físicos que nos pueden beneficiar en nuestro día a día, como por ejemplo la postura idónea en la que debemos trabajar. En definitiva, se trata de estar bien, simple y llanamente. Acudir regularmente a la consulta de un fisioterapeuta es una decisión que puede marcar la diferencia entre “ir tirando” y encontrarse al 100%.